El síndrome de latigazo cervical (SLC o Wiplash) es un mecanismo de transferencia de energía al cuello, por aceleración / deceleración, que puede resultar de un impacto trasero o lateral, sobre todo de las colisiones de vehículos a motor, pero también durante las zambullidas o en otros deportes o incidentes. La transferencia de dicha energía puede provocar lesiones óseas o de los tejidos blandos, lo que puede producir una gran variedad de manifestaciones clínicas (trastornos asociados al latigazo cervical).
Las manifestaciones clínicas tras un latigazo cervical son muy amplias y su origen no se conoce con exactitud.
En todos los grados de SLC puede cursar con:
Según la clasificación de QUÉBEC, que tiene valor pronóstico, la gravedad de los trastornos asociados al latigazo cervical se valora en 4 grados:
El examen clínico ha de completarse obligatoriamente por un examen neurológico, con la intención de descartar una posible asociación con una lesión del plexo braquial.
El examen radiológico permite valorar el grado de gravedad del esguince y, en particular, la existencia de una alteración del ligamento vertebral común posterior o de una rotura asociada de los ligamentos intraespinales verticales.
La mayoría de los traumatismos, causarán un esguince o un desgarro muscular, ya que el músculo tiene capacidad de recuperación, la lesión de este mejorará en el transcurso de algunas semanas. Por el lado contrario, la lesión de los discos intervertebrales, las articulaciones interapofisiarias y/o los ligamentos, no sanarán, sino que se convertirán en una fuente de dolor crónico.
El dolor paravertebral cervical comienza en la primeras horas posteriores al traumatismo o bien se presenta al 2° o 3° día, mientras que el dolor inmediato es sugestivo de una lesión anatómica más severa como: hernias, luxaciones o fracturas.
En el SLC leve pueden existir lesiones tras el accidente pero la mayoría serán difícilmente detectables con pruebas de imágen y no contituyen un factor de riesgo principal para la cronificación de los síntomas. Las lesiones encontradas en las pruebas de imagen pueden corresponder a lesiones previas. A continuación, se desencadenan una serie de mecanismos no necesariamente relacionados con los síntomas inciales encontrados tras el esguince cervical. Pero que juegan un papel importante en los mecanismos del dolor e invalidez.
El tratamiento del esguince severo es principalmente quirúrgico. El de un esguince leve es más difícil de resolver, en la medida en que es necesario tratar una sintomatología muy polimórfica más que verdaderas lesiones anatómicas.
El tratamiento consistirá en la lucha contra el dolor, las contracturas musculares, la atención psicológica y, finalmente, la rehabilitación en sí. El valor de las ortesis cervicales no está demostrado. Su uso se mantiene por prevención de otras lesiones ocultas. La terapia física incluyendo ejercicios activos es más recomendable que el uso de ortesis. Es fundamental bloquear el círculo vicioso de alteraciones físicas y psíquicas.
En la fase crónica el principal tratamiento es la rehabilitación, en combinación con los antiinflamatorios no esteroideos (AINES).
La fisioterapia ha de prevenir el desarrollo de contracturas, espasmos, aliviar puntos de dolor y contractura y mantener el equilibrio estático y dinámico del cuello.
En los casos en que el dolor crónico no se pueda atribuir a una hernia u otra lesión objetiva, se ha demostrado que la infiltración a nivel de las facetas articulares puede ser útil. Estos pacientes también se pueden ver muy beneficiados con un tratamiento de neurotomía percutánea con radiofrecuencia de las ramas mediales de las raíces cervicales posteriores, que inervan las carillas articulares, y encontrar un alivio del dolor de hasta un año, y puede repetirse indefinidamente.
Los discos son otra fuente potencial de lesión y dolor, pero las evidencias son menores que con las carillas articulares.
La cirugía para el esguince cervical se reservapara casos de dolor e incapacidad intratables. Si el resto de tratamientos han fracasado, la discografía puede ayudar a diagnosticar si un disco o varios son causa de dolor y en función de esto determinar la indicación de cirugía. Puede servir de tratamiento al mismo tiempo, ya que se pueden inyectar en el disco corticoides, ozono o células madre mesenquimales.
La discectomía y sustitucíon del disco (fusión o prótesis móvil) consigue mejoría en el 70% de los pacientes, si se seleccionan muy bien los pacientes y se valoran adecuadamente los riesgos/beneficios.
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