Es una patología con origen en la columna en las que se presentan por lo menos dos factores, una lesión de las articulaciones (factor vértebra) y un desplazamiento (factor inestable). Cosiste en una afectación de la articulación producida por una fisura o fractura (de ahí el término -lisis) que por sí misma produce dolor, pero que al igual que la espondilolisis, cuando está en un ambiente con buena musculatura y tejidos articulares como ligamentos y cartílagos correctos, puede pasar simplemente como un cuadro de dolor lumbar y en los casos más graves, con afectación neurológica produciendo cuadros similares a los de una lumbociática.
Es difícil identificarlos y diagnosticarlos, salvo en caso de traumatismos directos, pero los cuadros de espondilolistesis suelen ser evolutivos y el momento inicial puede no conocerse.
Se piensa que primero se produce una espondilosis que aunque ha presentado mejoría en el cuadro agudo, la articulación puede presentar movilidad residual que finalmente es errónea y permite un desplazamiento presentando el factor de inestabilidad.
La lesión se clasifica en grados de severidad (1-5) según la distancia en la que se ha desplazado desde el punto de equilibro anatómico, posición correcta. Esta movilización puede progresar, y poco a poco dificultar el paso de los nervios por los forámenes o por el canal central, produciendo una estenosis foraminal o estenosis de canal central, acompañándose de dolor sobre todo a la movimiento, pues la vértebra se desplazará y producirá dolor y afectación neurológica.
Los síntomas si bien son variables, dependerán del segmento afectado por el desplazamiento porque involucrará la afectación neurológica, pero se acompaña también de dolor, debilidad de las piernas e imposibilidad para realizar la deambulación prolongada necesitando detenerse unos minutos para retomar la marcha.
Aunque el diagnóstico pueda ser sencillo, bajo la valoración de un radiólogo o traumatólogo experimentado, se puede sospechar y diagnosticar con unas radiografías, en incluso son recomendadas para valorar el grado de inestabilidad de ese segmento desplazado.
La prueba diagnóstica de elección es la Resonancia Magnética pues nos permite confirmar si existe afectación del resto de la articulación, permitiendo valorar muy correctamente el tejido neurológico, discal y muscular.
Se puede recomendar del mismo modo la realización de una electromiografía para valorar si hay afectación neurológica importante y evitar perder el tiempo antes de ofrecer un tratamiento.
En un primer momento, el tratamiento conservador llega a ser útil, sobre todo si lo combinamos con una faja lumbar con refuerzo posterior (en caso de a nivel lumbar) un collarín (en caso de ser cervical), y que se garantice la estabilidad del segmento y que no existe lesión neurológica asociada.
Se trata con antiinflamatorios, relajantes musculares y reposo. Cuando el tratamiento inicial no ha sido óptimo, o el segmento presenta una inestabilidad importante, el tratamiento es quirúrgico y tiene como finalidad corregir y estabilizar la vértebra protegiendo de este modo las estructuras neurológicas
. Las posibilidades del tratamiento quirúrgico, se tiene que valorar con el cirujano, quien conocerá las necesidades de cada paciente e intentará al corregir la inestabilidad, asegurarse que los nervios y los discos adyacentes se mantengan en el mejor estado posible.
Solicita hoy tu consulta online gratuita para valorar tu caso.
💡 Recuerda: Para los tratamientos más avanzados, es posible que necesites acudir a una de nuestras unidades en España.
Instituto Francés de Columna Biziondo