¿Por qué cuando hace frío sentimos más dolor en la espalda?

Es un debate que ha agitado a la comunidad científica desde los albores de los tiempos. Mientras que las personas con trastornos reumatológicos o dolor de espalda se quejan de que su dolor aumenta en los días de mal tiempo, hasta ahora los resultados contradictorios de los estudios científicos no han validado la hipótesis de un vínculo entre los dos.
La alta humedad parece aumentar el dolor en casi un 20%, pero también los vientos fuertes y la baja presión atmosférica. Por otro lado, no se pudo establecer un vínculo entre la lluvia y el dolor en las articulaciones. Siendo el viento el factor que más influiría en el dolor de espalda. Sin duda, se necesitarán
otros estudios adicionales para confirmar o refutar estos hallazgos.
Los estudios muestran que la mayoría de las personas que padecen reumatismo no tienen que temer a los cambios del clima. Pero, dentro de las cohortes estudiadas, en una minoría de pacientes (una de cada cuatro personas) los dolores aparecían en relación al clima. Estas personas constituirían la excepción a la regla, parecen "reaccionar de manera diferente a condiciones climáticas similares". Un estudio caso por caso de estos pacientes “meteosensibles” permitiría identificar los mecanismos implicados.
Si nos centramos en el efecto del frío en las articulaciones...
En el campo profesional, parece bien establecido que trabajar en frío contribuye a incrementar el riesgo de lesión musculoesquelética para las discopatías (daño de los discos ubicados entre las vértebras). El frío es considerado como un agravante de los factores biomecánicos que influyen en el dolor: la fuerza empleada, la posición adoptada y la repetitividad, asociada a un contexto psicosocial difícil.
Existen estudios que han demostrado que trabajar en el frío tiene efectos directos sobre la articulación:
- La fuerza muscular se reduce debido a la ralentización de las reacciones enzimáticas y bioquímicas del músculo. Para un grado perdido de temperatura, la fuerza muscular disminuye entre un 2 y un 4%.
- Se establece una isquemia parcial debido a la vasoconstricción periférica y disminuye el suministro sanguíneo de nutrientes.
- La viscosidad de los tejidos aumenta (el líquido sinovial es menos fluido) y agrava la fricción articular interna.
También hay efectos indirectos:
⦁ La pérdida de sensibilidad tiene un efecto sobre la presión: la fuerza debe aumentar para compensar la pérdida de destreza manual. Lo cual puede llegar a solicitar tanto el hombro como la región cervical. Además, si utilizamos guantes, la sensibilidad disminuye aún más, por lo que deberemos adoptar otras precauciones compensatorias.
Si además realizamos menos ejercicio físico cuando hace mal tiempo, los efectos del sedentarismo se suman como factores que influyen en el dolor. Las variaciones de estado de ánimo (hay personas que se sienten más deprimidas cuando hace frío) también se asocian a un aumento del dolor.
Medidas preventivas
Por tanto, es necesario proponer medidas preventivas específicas al problema del trabajo en frío.
Podemos citar por ejemplo:
- Limitar el tiempo de exposición al frío
- El uso de herramientas que se puedan utilizar fácilmente con guantes.
- Adaptar la ropa de trabajo o de deporte al clima
- La provisión de ayudas para la manipulación para reducir la carga de trabajo y la transpiración,
- Organización del trabajo estableciendo descansos regulares.
- Limitar la exposición al viento y a las corrientes de aire.
- La instalación de una habitación climatizada para momentos de descanso reduciendo el impacto del frío en las articulaciones.
Esta información es de carácter informativo y no sustituye al consejo médico. Siempre es necesario consultar a un especialista en columna vertebral
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