Si has sido diagnosticado con una hernia discal, es posible que te preguntes si hay formas de tratarla sin recurrir a la cirugía. Afortunadamente, hay varias opciones de tratamiento no quirúrgico que pueden ayudarte a aliviar el dolor y recuperar la movilidad. En este artículo, te explicaremos en detalle qué es una hernia discal, sus causas y síntomas, así como las distintas alternativas de tratamiento y prevención.
Una hernia discal es una condición en la que uno de los discos intervertebrales, que actúan como amortiguadores entre las vértebras de la columna vertebral, se desplaza o se rompe. Esto puede provocar que el disco presione los nervios cercanos, causando dolor, debilidad o entumecimiento en la espalda, las piernas o los brazos.
Las hernias discales pueden ser causadas por factores como el envejecimiento, lesiones en la espalda, levantar objetos pesados de manera incorrecta, falta de ejercicio y mala postura. Los síntomas pueden variar, pero algunos de los más comunes incluyen dolor en la espalda baja, ciática, entumecimiento y debilidad en las extremidades.
La fisioterapia es una de las primeras opciones de tratamiento para las hernias discales. Un fisioterapeuta te enseñará ejercicios específicos para fortalecer y estirar los músculos de la espalda, lo que puede ayudar a aliviar la presión sobre el disco herniado y reducir el dolor.
La descompresión axial vertebral es una terapia no invasiva que utiliza una máquina especial para aplicar fuerzas de tracción controladas en la columna vertebral. Esta técnica puede ayudar a aliviar la presión sobre los discos intervertebrales y los nervios afectados, lo que puede disminuir el dolor y mejorar la función. La descompresión axial vertebral se realiza bajo la supervisión de un médico o terapeuta especializado y puede ser una opción de tratamiento efectiva en algunos casos de hernias discales.
El especialista de columna puede recetarte medicamentos para aliviar el dolor y la inflamación causada por la hernia discal. Estos pueden incluir analgésicos de venta libre, como el ibuprofeno o el naproxeno, o medicamentos más fuertes como los opioides, los relajantes musculares y los antidepresivos, dependiendo de la intensidad del dolor y la respuesta a los tratamientos iniciales.
Adoptar un estilo de vida más saludable puede marcar una gran diferencia en el manejo del dolor causado por una hernia discal. Mantener un peso adecuado, dejar de fumar y llevar una dieta equilibrada pueden ayudar a reducir la inflamación y el estrés en la columna vertebral.
Las infiltraciones de ozono, también conocidas como ozonoterapia, es una opción de tratamiento alternativo que puede ser útil para tratar hernias discales. Esta terapia implica inyectar una mezcla de ozono y oxígeno en la zona afectada, lo que puede ayudar a reducir la inflamación y estimular la regeneración de tejidos. Algunos estudios sugieren que las infiltraciones de ozono pueden ser efectivas para aliviar el dolor y mejorar la calidad de vida en pacientes con hernias discales, aunque se necesita más investigación para confirmar su efectividad y seguridad a largo plazo. Si estás interesado en probar este tratamiento, es importante consultar a un médico especializado para evaluar si es adecuado en tu caso.
Algunas personas encuentran alivio en terapias alternativas como la acupuntura, la quiropráctica y la masoterapia. Si bien no existe una garantía de que estas terapias funcionen para todos, pueden ser útiles en combinación con otros tratamientos. Sin embargo recuerda que lo ideal es visitar a un especialista en columna vertebral que te indique el diagnostico adecuado para tu problema de columna.
Realizar ejercicio de forma regular puede fortalecer los músculos de la espalda y mejorar la flexibilidad, lo que puede reducir el riesgo de desarrollar una hernia discal. Se recomienda practicar ejercicios de bajo impacto, como caminar, nadar o hacer yoga.
Una buena postura es fundamental para mantener la salud de la columna vertebral. Asegúrate de sentarte y pararte correctamente, y evitar encorvarte o inclinarte hacia adelante durante largos períodos de tiempo.
Levantar objetos pesados de manera incorrecta puede ser una de las causas principales de las hernias discales. Aprende a levantar objetos utilizando las piernas y los músculos del abdomen en lugar de poner todo el peso en la espalda.
Aunque las hernias discales pueden ser dolorosas y limitantes, hay diversas opciones de tratamiento no quirúrgico que pueden ayudarte a recuperarte sin recurrir a la cirugía. Al combinar terapia física, medicación, cambios en el estilo de vida y, si es necesario, terapias alternativas o infiltraciones de ozono, puedes aliviar el dolor y prevenir futuras hernias discales.
El tiempo de recuperación varía según la gravedad de la hernia discal y la respuesta al tratamiento, pero generalmente puede tomar entre seis semanas y varios meses.
Sí, pero es importante consultar a un médico o fisioterapeuta antes de retomar cualquier actividad física. Es posible que necesites realizar ejercicios específicos o modificar tu rutina para proteger tu espalda.
En algunos casos, el cuerpo puede reabsorber el material del disco herniado y aliviar la presión sobre los nervios. Sin embargo, es fundamental seguir las recomendaciones de un profesional de la salud y recibir tratamiento adecuado.
La cirugía se considera generalmente como un último recurso cuando los tratamientos no quirúrgicos no han sido efectivos, y el dolor y la disfunción son persistentes y graves. Un médico te aconsejará si la cirugía es necesaria en tu caso.
Un médico general puede diagnosticar y tratar inicialmente una hernia discal, pero es posible que te remita a un fisioterapeuta, un médico especialista en columna vertebral ya sea un traumatólogo o un neurocirujano, dependiendo de la gravedad y la respuesta al tratamiento.
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